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Plataformas, Subjetividad y Trabajo Cognitivo

Actualizado: 20 sept 2021

Por Sergio Salguero

Especialista en Educación y TIC


La irrupción de la situación mundial de pandemia afectó numerosos espacios de la vida de las personas. En educación se aceleraron los procesos de incorporación de tecnología, de inclusión de plataformas virtuales y de adecuación de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Y en este movimiento aparecieron dificultades y preguntas. Se rescatan algunas que hacen foco sobre el tipo de vínculo que se construyen en estos entornos y su impacto en la constitución subjetiva de quienes los habitamos.


En línea con la propuesta de las “tecnologías entrañables”1 (Quintanilla, 2011) sería prudente alertar sobre la persistencia del “sonambulismo tecnológico” o las posiciones alienantes y deterministas ocultas bajo el paraguas de la domesticación (¿apropiación?) de las tecnologías que, en este contexto de velocidad y necesidad por la pandemia, pueden quedar arraigadas cómodamente en las instituciones educativas. Si el desarrollo y uso de estas plataformas son un hecho, no implica que no se puedan modificar o ser de otra manera.


Por otro lado, siguiendo a Michel Foucault un entorno virtual puede ser visto como un dispositivo, no como un “algo” (programa o software que dispone el ordenamiento de ciertas prácticas para lograr un resultado) sino como una red que vincula al programa, las palabras y al mismo sujeto. Una red de poder-saber, una red social productora de subjetividad que sostiene un régimen de verdad a través del discurso. Un entorno virtual aparece en un proceso de conformación histórica que provee de determinadas herramientas programables, que habilitan prácticas discursivas y no discursivas, con una interfaz y con comandos que ordenan la superficie virtual en las que los sujetos se inscriben. Allí se establece un juego de relaciones de poder (empresa, diseñador, programador, docentes, estudiantes) produciendo o cerrando posibilidades.


Cuando se indaga en el uso actual de ciertas plataformas virtuales educativas es común observar un posicionamiento inicial de relación que ve en ellas simples objetos técnicos, instrumentos con potencia mecánica eficaz y que a modo de prótesis del ser humano amplían las capacidades del estudiante o complementan las acciones pedagógicas del docente. De lo que se trata es de repensar este tipo de relación inicial, viendo la irrupción de lo virtual en los procesos educativos como una realidad con potencia cognitiva, productiva y subjetivante (Sadin, 2013). No se trata solo de la herramienta y de los comandos que posibilitan acciones pedagógicas para causar un resultado en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Un entorno virtual estructura flujos de información digital. Su programación algorítmica, modulando en tiempo real, da forma al uso que se hace de él, contiene y es contenido a la vez, reglamenta las relaciones con los otros, la marcha de lo cotidiano: “como si estuviera distribuida o supervisada por un demiurgo inmanenteelectrónico” (Sadin, 2017, p. 25).


Elegir y usar cualquier plataforma virtual precisa seguramente de algunos criterios “operativos” para su selección, pero fundamentalmente, aquellos criterios que hagan consciente la propuesta pedagógica que se diseña y el tipo de vínculo que nos permita construir con ella. ¿Qué relación establecemos desde el trabajo cognitivo2 que realizamos? ¿Qué grado de control tenemos sobre ella?


La inclusión de tecnología en las instituciones escolares seguramente continuará y se potenciará. Ya no bastará la promoción de capacitaciones para la adquisición de destrezas para su uso como herramientas. La reflexión sobre los efectos de la tecnología en las prácticas docentes y el trabajo cognitivo deberá estar presente ya que Internet ha mostrado nuevas formas de producción. Inmaterialización del producto, cooperación, producción/consumo como un binomio inseparable, han cambiado la percepción sobre el valor de las mercancías y de nuestra condición de trabajadores en los espacios virtuales.


Frente a esta nueva condición hibridada en devenir se podrán encontrar dos posturas en el usuario de estas plataformas: el que se despreocupa de su proceso dejando que los mecanismos virtuales orienten y configuren sus hábitos de trabajo y determinen sus resultados, sin esfuerzo y satisfecho por las cantidades de datos que el sistema le va ofreciendo. O, desde la otra vereda, un usuario consciente de los beneficios de esta nueva condición de sociedad aumentada, que de manera activa participa en el enriquecimiento de sus propias capacidades.


El desafío pendiente seguirá siendo indagar qué tipo de relación con la técnica deseamos, cómo recuperar el control del cambio tecnológico, cómo pensar un vínculo más cercano entre usuarios y diseñadores y cimentar un modelo alternativo de desarrollo tecnológico que acompañe un modelo distinto para el enseñar y el aprender, promoviendo un verdadero trabajo crítico, de emancipación de nuestros estudiantes y docentes y la construcción de “experiencias entrañables” que nos inspiren a imaginar un mejor futuro desde la educación.

Notas

1 «La noción de tecnología entrañable puede entenderse como el reverso de la tecnología alienante: no se trata de tecnologías amigables, blandas o «intermedias»… sino de tecnologías sobre las que podemos ejercer el control y hacernos responsables de su desarrollo como ciudadanos ilustrados, no solo como consumidores a través del mercado» (Quintanilla et al, 2017: 27).


2 ¿Qué significa trabajar hoy? ¿Qué seria ser un docente high tech? En la redefinición del capitalismo actual la capacidad cognitiva hoy se considera el principal recurso productivo. El trabajo cognitivo es “el proceso de trabajo de la acción conectiva del cognitariado (…) Esta palabra híbrida lleva dentro de sí dos conceptos: el de trabajo cognitivo y el de proletariado. Cuando uso el término corporeidad social no lo hago a la ligera. Lo que está en juego en la definición social del trabajo cognitivo es precisamente el cuerpo, la sexualidad, la fisicidad perecedera, el inconsciente (Berardi, 2003: 97) condición de sociedad aumentada, que de manera activa participa en el enriquecimiento de sus propias capacidades.


Bibliografía

Berardi, F. (2003). La fábrica de la infelicidad. Nuevas formas de trabajo y movimiento global. Madrid: Traficante de sueños.


Foucault, M. (1983) El discurso del poder. México: Folio ediciones.


Quintanilla, M., Parselis, M., Sandrone, D. y Lawler, D. (2017). Tecnologías entrañables.


¿Es posible un modelo alternativo de desarrollo tecnológico? Madrid: Los libros de la catarata.


Sadin, E. (2017). La humanidad aumentada: la administración digital del mundo. Bs. As.: Caja Negra.

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