Mariano Narodowski
Insolente y pansophiano
@aceleredu
Estamos en el siglo XVII de las cyberherramientas educativas. ¿Por qué?
Cuando se diseñó la escuela actual, hacia 1650, se necesitaron doscientos años para que esas ideas se implementen en los grandes centros urbanos primero y en el resto del mundo después. El siglo XVII educativo fue un siglo largo, de un par de centurias.
Por eso, es importantísimo para el futuro de la educación entender la complejidad pedagógica de la situación surgida a partir del COVID-19 y que continuará, dejando de lado esquemas rígidos de interpretación
El problema se ve bien al analizar el uso de cyberherramientas para la educación desescolarizada en pandemia.
La evidencia cuantitativa para el caso argentino oficiales y de @ArgxEdu) muestran que la mensajería instantánea (Whatsapp casi únicamente) y e-mail fueron las cyberherramientas más utilizadas en pandemia, mayormente acompañadas por plataformas LMS (Learning Management System) estatales o privadas (tipo Google Classroom, con 150 millones de usuarios en todo el mundo, ¡un 15% de la población escolar mundial!). Estar educacionalmente conectado en pandemia es, centralmente, usar LMS.
Incluso quienes gozaron de mejor conectividad y usaron plataformas de videochat (ZOOM, Meet, etc.) lo hicieron en su casi totalidad usando también mensajería, correo y una plataforma LMS. Y si se agregan videos o PDFs, estos son generalmente enviados por mensaje, mail o subido a LMS dado que muchos videochats no tienen repositorio.
Nota al paso: todas estas plataformas pueden ser usadas gratuitamente y sin publicidad. Esta parece una enorme ventaja para los usuarios pero… ¿Qué pasa con las empresas que estarían así reduciendo las posibilidades de competencia innovadora por parte de otros jugadores?
Sigamos. Un aumento de conectividad impactaría menos en una linealidad establecida erróneamente desde el punto cero de la mensajería al punto final del videochat y más a una generalización de LMS. Prueba de esto es que, advertidos de la cuestión, los gobiernos latinoamericanos financian LMS propias y otros acuerdan con @GoogleForEdu: es la cyberherramienta pedagógica más usada.
Ahora bien…¿Las LMS son efectivas? Hay un debate relevante y no tan profundizado sobre el tema: probablemente estemos en una fase muy inicial de su desarrollo, en su siglo XVII. Esto es importante para entender el futuro de la combinación de la tecnología escolar con la tecnología digital (la vulgata “educación híbrida”): el gran problema es suponer que debemos naturalizar la existencia de las actuales LMS y adaptarnos a ellas en lugar de empujar por su disrupción.
Es decir, la pregunta final es hasta qué punto las LMS son útiles y hasta qué punto necesitan un desarrollo pedagógico mayor
Mi visión es que hace falta una mayor relación entre desarrolladores y pedagogos para generar un avance en este campo y entender que esto recién empieza pues hay varias áreas para desarrollar vinculadas al conocimiento, a la gradualidad, la secuenciación de aprendizajes y especialmente al lugar de los estudiantes, que muchas veces se relacionan con las LMS con la ajenidad y la extrañeza de quien vive lo digital en forma gamificada, inmersiva y on demand.
Mi apuesta es a esa convergencia. Dentro de cinco años, vamos a recordar con una sonrisa tierna a las cyberherramientas que usamos para educar durante la pandemia del COVID-19 así como ahora nos causas gracia recordar cómo celebrábamos transmitir un texto por fax
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